Terminada
la andadura del Real Madrid en Liga de Campeones frente al Bayern de
Munich, la conclusión es que en los 210 minutos que a durado la
eliminatoria, pese a la igualdad reflejada en el marcador (2-1 ida y
2-1 vuelta), el Bayern fue mejor.
Y fue
mejor por que en todo momento y pese al cansancio acumulado, el
Bayern daba la sensación de controlar el partido y a su vez la
eliminatoria, gracias al control ejercido por sus hombres en el
centro del terreno de juego. Es un hecho sabido que el control del
centro del campo en circunstancias normales te da la victoria, el
ejemplo más claro y cercano es la Selección Española de Fútbol.
Los
hombres del centro del campo alemán lo forman; dos mediocentros,
Luiz Gustavo y Schweinsteiger, y por delante una línea de creación
formada por Robben, Kroos y Ribery. Estos cinco hombres forman un
complejo entramado, difícil de superar cuando no tienen el balón.
Las continuas ayudas de los volantes de creación, y el inmenso
trabajo de un centrocampista puro como es Kroos, provocaban
situaciones de dos contra uno, robando con facilidad el balón al
rival. Por el contrario cuando conseguían el balón, sus volantes,
ayudados por el propio Kroos y respaldados por los mediocentros se
desplazan como un acordeón hacia la portería rival creando
situaciones de mucho peligro.
Por el
contrario, el Madrid plantea un centro del campo un tanto pobre, más
por concepto de fútbol de su míster que por culpa de sus
futbolistas. Tiene también dos mediocentros Khedira y Xabi Alonso,
por delante una línea de creación formada por Di María, Özil y
Cristiano, otras veces juega Bencema por Di María o Kaká por Özil,
pero un momento, he dicho ¿creación? De estos últimos hombres el
único que crea es Özil, en ese aspecto los demás son meros
porteadores del balón camino del marco rival.
En
defensa solo trabajan Alonso y Khedira por lo que el Madrid se sitúa
en inferioridad en el centro del campo, solo en algunas ocasiones y
no durante todo el partido Özil viene a ayudar y en menor medida
Cristiano o Bencema. Por lo tanto si el rival aprieta mucho los dos
mediocentros terminan por retroceder y colocarse junto y por delante
de la línea defensiva actuando los centrales como líberos de
los mediocentros. La línea de creación, sin duda por
instrucciones de su míster, se queda anclada en el centro del campo,
a la espera de un balón largo por el que pelear, y portearlo
hasta la portería rival para hacer gol. Si el rival no aprieta los
mediocentros no tienen necesidad de recular y el equipo parece tener
más empaque, estando las líneas más juntas, dando así la
sensación de control y juego eficaz.
En
este contesto solo queda decir que el Bayern ha puesto en evidencia
la pobre capacidad táctica del Madrid, equipo que se parte en dos a
poco que lo presiones con orden en todo el campo. Pero éste es el
Madrid que Mourinho quiere, este es el concepto de fútbol en el que
Mourinho cree, su cuaderno azul. Cuaderno que le da para el
campeonato doméstico, fuera es la gran calidad de su plantilla la
que saca la mayoría de las veces las castañas del fuego, hasta que
enfrente se encuentra con un equipo que juega a algo más, que juega
al fútbol.