Es muy
tentador comparar los clásicos Barça-Madrid/Madrid-Barça como una
hoguera de vanidades, no sería el primero en hacerlo y desde luego
no voy a ser el último, pero lo cierto es que no esta muy alejado de
la realidad. El argumento de comparar a los clubes de élite con
empresas privadas es tan recurrente que en muchas ocasiones nos
olvidamos de su verdadero modelo de negocio; el fútbol, y nos
creemos que se trata de una simple exposición de «activos». Como
si el que más tuviera fuera el que más ganara, una especie de
concurso a ver quien la tiene más grande.
Cada uno
de los dos equipo expone sus activos; los «viejos» (Cristiano y
Messi) y los «nuevos» (Bale y Neymar), y la razón fundamental es
que los vean por televisión en todo el mundo. Que el aficionado,
allí donde esté, relacione caras con escudos y camisetas, para, de
esa manera, atacar el mercado de las susodichas elásticas, y poder
así justificar sus elevados fichajes y sueldos. Muy alejados, por
cierto, de la realidad económica que nos rodea. Pero hay aficionados
que eso les da igual, incluso alguno hasta se vanagloria de ello: «mi
fulano es más caro y gana mas que tu zutano»
aludiendo por lo tanto que eso le convierte en «más mejor»,
como si fuera así de sencillo.
Afortunadamente,
el fútbol es algo más que eso; el fútbol son 22 futbolistas detras
de un balón para que cuando llegan a él lo den una patada y sigan
«corriendo». Dicho así suena muy simple, pero esconde más cosas:
colocación, técnica, sentido táctico, velocidad, fuerza,
inteligencia, habilidad, regate, salto... si echamos mano de éstos
auténticos «activos» del fútbol y los aplicamos al partido
apartando a un lado la hoguera de vanidades nos encontramos
con otra realidad.
El
equipo de casa, el Barça, sacó una alineación previsible dentro de
la lógica de rotaciones que viene haciendo Martino, algunos pedían
a Puyol, pero ya advirtieron que el jugador lo hará en uno de cada
tres partidos y este no era el que le tocaba. Destacar el bajo estado
de forma de Messi, no está bien y el equipo lo acusa, le colocaron
en el volante derecho y salvo contadísimas ocasiones, ahí se quedo
la mayor parte del partido, escondido, paseando. Por suerte para los
azulgranas apareció Neymar, todavía le falta adaptación al
sistema, pero su desborde, su atrevimiento y visión goleadora dio
ese plus al equipo blaugrana que junto a Iniesta y la genialidad de
Alexis les llevaron la victoria.
Por su
parte, el equipo blanco presentó una alineación también en parte
previsible, visto a posteriori. Todos teníamos claro que en este
escenario de quien la tiene más grande, si estaban Messi y
Neymar tenían que estar Cristiano y Bale, lo de menos es si el galés está o no en forma y si con ello deja al equipo con diez.
Sí, ya sé que enfrente también había diez, pero me van a
perdonar, Messi cojo es mejor que Bale cojo,
aunque como en todo, es cuestión de opiniones. Lo que de verdad
desequilibró el partido a favor del Barça no fue tanto la posición
de Ramos en el centro del campo (recordando el famoso «triangulo
de presión alta» del
antecesor), que
también, como la ausencia de Benzema. El francés al que se le acusa
de muchas injusticias, es un jugador que desde su posición de
enganche o media punta, desde su autentica posición de 7, fortalece
el medio campo. Es el único que viene a buscar apoyos, se ofrece, se
asocia con los centrocampistas, abre huecos atrás para las entradas
de sus compañeros, tira paredes, mueve a los centrales. Su salida en
la segunda parte, algo más retrasado que de costumbre dio más
fuerza al Madrid. Lo de Ramos es simple, tiene condiciones sobradas
para ser un gran mediocentro, pero no le puedes poner en ese centro
del campo y en ese partido de la noche a la mañana, teniendo
mediocentros mas auténticos en el banquillo. Cuando Ramos recuperaba
el balón solo tenía a un creativo para pasarle el balón y
construir juego, Modric, y el muchacho estuvo más preocupado de
defender que de atacar teniendo en cuenta que arriba no defendían
ninguno de los tres.
Con
el Madrid partido en dos el Barça se hizo dueño del tostón, por
que el partido era un pestiño de mucho cuidado. Hasta mas o menos el
minuto 60 lo único reseñable fue el atrevimiento de Neymar que a
pase de un apagado Iniesta tiró la caña
al segundo palo y pescó
el 1-0. Como ya he dicho, la salida de Illarra y sobre todo la de
Benzema dieron un pequeño vuelco al partido, más o menos
equilibrado con la salida de Pedro y Alexis. El chileno en una gran
genialidad demostró que de poco o nada sirven los porteros altos si
no se colocan adecuadamente. Una de las joyas de la cantera blanca
pide paso con determinación y cuestionando el modelo de
gestión de Florentino Pérez,
Jesé hizo el gol blanco que nada tiene que envidiar la que hacen sus
mayores, el problema es que su sitio es ocupado por los «activos»
del presidente.
El
Barça jugó a lo que sabe, es cierto que su fútbol ya no es tan
ortodoxo como en épocas pasadas y su forma física deja mucho que
desear, pero en la medida de sus fuerzas procura ser fiel así mismo
y eso todavía le da frutos. Por su parte el Madrid con ese
planteamiento cobardón y cicatero de Ancelotti nos privó de saber
si éste Madrid está o no por encima del Barça y le privó también
de merecer la victoria.