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sábado, 23 de marzo de 2013

España 1 - Finlandia 1. Camino del Mundial de Brasil 2014

El empate a uno de la Selección Española de Fútbol ante Finlandia suena más a derrota que a empate, supone la perdida del primer puesto del grupo, que veníamos compartiendo con Francia.

Es verdad que los finlandeses aparcaron el autobús delante de su portería; una línea de cuatro, delante otra de cinco y delante un hombre solo, que la mayoría de las veces reculaba hasta incrustarse en el bloque que formaban sus compañeros. Juntitos en la frontal entorno a su portero aguantaron las acometidas hispanas con mucho orden y despreciando el balón. Es una forma de jugar al fútbol —sería más apropiado llamarlo antifutbol—, que, tristemente, empieza a ser escuela. El último vencedor de la Liga de Campeones (2012), consiguió el trofeo de esta forma, enseñado por uno de los padres de esta escuela algunos años atrás.

Pero volvamos al partido. La actual Campeona del Mundo y de Europa no puede, de ninguna manera, salir al campo con esa actitud tan parsimoniosa, de nada sirve tocar el balón quinientas veces si no es para generar peligro, superar líneas, llegar al área, hacer gol. Tocar y tocar el balón en la frontal del área sin penetrar en ella no tiene ningún sentido, el objetivo principal no es dominar el balón, tampoco es batir el récord de toques, ni tener la mayor posesión. El objetivo principal y casi único es marcar gol, uno, y después otro, y otro, así hasta acabar el partido. El toque es el medio, no el fin, el fin es el gol, y si no lo usamos correctamente estaremos ante la peor versión del juego de posición, ese del que sus detractores se burlan llamándolo «tiqui-tiqui» o «tiqui-taca».

Reconocido por todo el mundo del fútbol es el hecho de que España poseé los mejores centrocampistas del mundo, capaces de mover el balón a una velocidad superior al resto de equipos, a través del toque en sus rondos —triángulos es más correcto— desplazan el balón por la frontal y la línea de tres cuartos encontrando el hueco, el resquicio por el que colarse hacia portería. Pero sin una buena actitud, sin la intensidad necesaria no hay nada que hacer, hay que morder al rival, moverlo con rapidez. De poco sirve que Villa, Alba e Iniesta traten de intentar entrar por el vértice izquierdo a base de paredes si el contrario está esperándoles, tapando todos los huecos y los compañeros no van a la ayuda con velocidad para llevar el balón al otro lado. Empezar por una banda para acabar por la otra es uno de los principios de este estilo, tocar de un lado al otro para desplazar la defensa y desubicarla.

El fútbol de posición es el estilo que nos ha hecho campeones, los rivales nos temen y se encierran atrás variando su estilo y adaptándolo al nuestro para tratar de cogernos a la contra. No podemos dormirnos en los laureles creyéndonos que lo tenemos todo hecho porque te mandan a casa. Hay que mantenerse firme en el estilo.

El martes, contra Francia en Saint-Denis, tenemos la oportunidad de dar un golpe en la mesa. Hay que salir al Stade de France motivados, dispuestos a ser eficaces, a meter el miedo en el cuerpo a los franceses, con la mirada del tigre.

viernes, 8 de marzo de 2013

Manchester 1 - Madrid 2. Vuelta 1/8 Liga Campeones

En Old Trafford se reunían dos grandes equipos, dos viejos amigos de la Liga de Campeones, uno se tenía que quedar en el camino y dar paso al otro a los cuartos de final. Tras un sufrimiento gratuito e innecesario, el Real Madrid, con algo de fortuna sería a la postre el cuartofinalista.

De entrada el primer tanto se lo lleva Ferguson, el escoces dejo en el banquillo Rooney en beneficio de Nani, cambiaba fuerza por velocidad, toda una declaración de intenciones.

El resultado de ida, a favor del equipo de casa, marcó el comienzo del partido. El Madrid salió con la intención de marcar pronto, pero el United tenía las cosas muy claras: Welbeck sobre Alonso, no lo dejaba ni a sol ni sombra; el balón para el Madrid, un problema para el equipo blanco que no sabe atacar en estático con el equipo rival encerrado; y arriba la velocidad de Van Persie, Nani o el propio Welbeck dirigidos por el zorro de Giggs se encargarían de buscar la espalda de la defensa blanca.

Por su parte el equipo blanco, en ataque, como siempre: Cristiano volcado al lado izquierdo; Özil por el centro, de enganche y por la derecha Di María; en punta Higuaín, bordando su papel de «mosca cojonera» entre los centrales rojos.

En este escenario el Madrid apretaba, pero apretaba mal. Cristiano, no estaba cómodo y se venía al centro a buscar balón y posición de tiro, allí se encuentra con Özil, en su sitio, y con Higuaín, replegado para evitar el fuera de juego, por allí aparecía a ratos Di María en busca del balón. Por las bandas no se prodigaban los laterales; no son precisamente expertos en entrar por ellas, pero es que en este caso además tienen responsabilidades defensivas por lo que subían muy poco. Enfrente el Manchester estaba cómodo, en su escenario previsto, defendía por acumulación en el centro de la defensa y le daba al Madrid las bandas.

Mourinho tuvo una ocasión de corregir esta situación con la lesión de Di María pero la desperdició sacando a Kaká, demostrando ese empeño inútil en entrar por el centro, Callejón de extremo derecho, subiendo hasta la línea de fondo, habría hecho más daño.

El Manchester, en cuanto tenía oportunidad se iba como un rayo a la portería blanca, pero en el camino se encontraba con un portento defensivo; Raphael Varane, que una y otra vez abortaba todas las escapadas británicas hasta convertirse en el hombre más importante del Madrid en la primera parte.

Al poco de empezar la segunda parte, minuto 3, gol británico, producto del acostumbrado desbarajuste defensivo blanco que culminó con un mal despeje de Ramos al fondo de la red. En realidad todo seguía igual, al Madrid le seguía haciendo falta marcar goles.

Pero en el minuto 11 de ésta segunda mitad la suerte vino a visitar a los blancos; una desafortunada acción de Nani sobre Arbeloa sin ninguna intención de hacer daño al jugador (no le vió hasta el momento del impacto), el arbitro la castigó con tarjeta roja directa (una amarilla y una advertencia habría sido más que suficiente). Toda la estrategia del Manchester para sujetar al Madrid y que estaba dando sus frutos, se la cargó el colegiado de manera irresponsable de un plumazo.

El reajuste de Ferguson, obligado por la expulsión, liberaba al centro del campo madridista, en especial a Alonso. A los diablos rojos no les quedó más remedio que replegarse entorno a De Gea y el Madrid se vino arriba. El acierto con la salida de Modric por Arbeloa terminó de desequilibrar la balanza en favor de los blancos. El volante croata destapó el tarro de las esencias, liberado de las ataduras de otros partidos y asociándose con Alonso y con Özil, tuvo los mejores minutos hasta ahora con la camiseta blanca (en este caso verde), culminados con un maravilloso gol lleno de técnica y precisión. Modric demostró que el verdadero «triangulo de presión alta» es su sociedad con Alonso y Özil y la conservación y movimiento del balón entorno a ellos (pero eso es otra historia).

El empate ya no servía a los de Ferguson, abrieron líneas, salieron a buscar la portería de Diego López y les cayó el segundo; en un balón pasado que se perdía tras una gran acción entre Özil e Higuaín, Cristiano acertó a rematar. Lo hizo con todo el dolor de su corazón, no lo celebró, algo totalmente comprensible y lógico. Cristiano llego a Manchester siendo un niño y salió siendo un hombre, gran parte de lo que hoy es se lo debe a ese club.

Con todo a favor Mourinho no se podía aguantar, daba igual que controlara el partido y el marcador, daba igual que tuviera el balón, él debía dejar patente su estilo, su concepto particular del fútbol. Nada más marcar Cristiano, rompió ese triangulo mágico que le había dado la victoria y sacó a Pepe por Özil, sacó del campo a un lince y puso a un jabalí. Sabedor el arreón final del United en lugar de quitarle el balón, Mourinho se lo regaló, inaudito, bueno, en Mourinho no, en la historia del Madrid sí.

A partir de aquí, el Madrid sufrió lo indecible para frenar las acometidas de los diablos rojos, la entrada de Rooney, Young y Valencia dieron más mordiente al ataque británico. Sólo Diego López con sus extraordinarias paradas mantenía la ventaja blanca, convirtiéndose en el mejor de la segunda parte. En este periodo vimos dos caras de un mismo equipo, uno con talento y libertad para construir que manejó al United a su antojo y otro que incomprensiblemente renunció al balón y a la construcción, y que acabó pidiendo la hora.

sábado, 2 de marzo de 2013

Resaca de Clasicos

Terminados los clásicos Madrid-Barça de las competiciones domesticas por esta temporada, podemos sacar una serie de conclusiones.

Se confirma el bajón físico, anímico y futbolístico del Barça. Está muy lejos de aquel equipo que asombraba a propios y extraños. En las dos últimas temporadas ha ido poco a poco perdiendo fútbol, físico, intensidad y concentración. Es el precio del éxito conseguido en temporadas anteriores ¿fin de ciclo o comienzo del siguiente? Ya hablaremos de ello en otro artículo.

Es verdad, el Madrid, Mourinho en este caso, ha aprendido a ganarle al Barça, como les gusta decir a los mouriñistas. En este último partido, el de Liga, lo hemos visto claramente. Cuando el Barça tenía el balón el equipo blanco presentaba un claro 5-4-1. Dos líneas muy juntas y delante el supuesto nueve del equipo, en éste caso Benzema, robar y volar hacia portería rival para matar. Por suerte para el Madrid, tiene al mejor posible para ejecutar esa jugada: Cristiano, de ahí que sea el máximo goleador del Madrid en los clásicos.

El bajón del Barça facilita claramente la estrategia defensiva blanca, Mourinho acumula hombres por detras del balón, ocupa todos los espacios y el equipo blaugrana no esta para mover el balón con la suficiente rapidez como para generar un hueco en la pobladísima aunque desorganizada defensa blanca, en las contadísimas ocasiones en que ha conseguido algún hueco ha cundido el pánico en la retaguardia merengue.

El Barça está mal; la imprecisión de sus pases, su lentitud, la falta de concentración y el bajón de Messi, que sufre los mismos males que sus compañeros, le convierten en un equipo vulgar, predecible, con jugadores de mucha calidad, pero hoy por hoy ganable.

Al Madrid le interesa vender que Mourinho ha cumplido su misión de ganar al Barça. Cuando en abril de 2010 el Inter de Mou elimina al gran Barça de Guardiola, Florentino se enamora del portugués, decide contratarlo y darle todo el poder; le hace General Manager, hecho insólito en el club blanco hasta la fecha.

Desde entonces hasta hoy hemos asistido a la conversión del fútbol del Real Madrid en un equipo pequeño; de los de esperar resguardaditos por detras del balón y salir al contragolpe como relámpagos. Sí que es verdad, que la gran calidad de la plantilla blanca y la vergüenza torera de sus componentes [algunos Campeones del Mundo y Bicampeones de Europa] disfrazan un poco ésta estrategia. Nos quieren hacer creer que esta forma de jugar es de equipos grandes, que adaptarse al rival y trotar a toda velocidad tras un balón para hacer gol es la quinta esencia del fútbol y que gracias a ello hemos destronado la hegemonía del gran FC Barcelona.

Cuando Mourinho llego al club, el Madrid estaba tuerto y enfrente había un Barça con una vista de lince, hoy Mourinho ha conseguido afinar la vista del ojo sano pero ha sido incapaz de recuperar la vista del ojo tuerto; por su parte el Barça, fruto de su propio esfuerzo y desgaste, pierde a pasos agigantados la visión de sus dos ojos, se está quedando ciego.

Es verdad que las distancias se han acortado, tanto, que incluso el Madrid esta un punto o dos por encima, pero creer que esto es gracias a Mourinho.... A Florentino le interesa venderlo por razones obvias, pero el madridista de verdad no debería dejarse engañar.