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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Liga de Campeones. Liguilla previa. Real Madrid 3 - Manchester City 2.

La primera jornada de la liguilla del grupo D de la Liga de Campeones deparaba un partido entre el campeón de la liga española y el campeón de la liga inglesa. A priori todo un partidazo de primer nivel, salvo por dos pequeños detalles. José Mourinho y Roberto Mancini, ambos General Manager de Real Madrid y Manchester City respectivamente, se encargaron de que el mundo entero conociera su particular concepto de fútbol.

A Mourinho no le gusta que le digan las verdades sobre la mediocridad de su fútbol, mucho menos si además, se las dicen a la cara; su ego convulsiona violentamente y el resultado es que el mejor central del mundo juega el partido más importante... en el banquillo, ocupando su puesto el joven Varane, sin minutos oficiales en esta temporada.

La inclusión en el centro del campo del hijo de Mou en el once inicial en detrimento de Özil suponía toda una declaración de intenciones, músculo mejor que creación, fuerza mejor que inteligencia, una constante en los planteamientos futbolísticos del portugués cuando teme por el resultado.

Arriba los de siempre, el sempiterno Cristiano, el fiel Di María y Gonzalo Higuaín, al que prefiere a Benzema, ¿será porque el galo tiene más tendencia a pensar y a asociarse que el Pipita? Mou los quiere entregados a su pensamiento único, inhibidos de cualquier otra idea que los pueda distraer. ¿Creatividad? ya la pone el míster. Robo del cuero y casi sin pensar balonazo a la espalda de la defensa rival (generalmente a Cristiano) y gol; y si el rival nos espera, como era el caso de ayer, pelotazos a Cristiano e Higuaín con la esperanza de que en un movimiento personal saquen petroleo. El resto, Khedira, Di María y Essien (tampoco nos volvamos locos), a vivir de la segunda jugada, perdón de la segunda rifa.

Enfrente el panorama no era mejor. Con un 4-1-4-1 Mancini dejaba toda la creatividad a Nasri y Silva, cada uno en una banda, alejados de toda posibilidad de asociación, abandonados a la suerte de una acción individual, que en el caso de Nasri se trocó en mala suerte a la media hora de juego a causa de un problema muscular, su sustituto Kolarov, más músculo ¿qué se creían?

Así las cosas, el Madrid, que jugaba en casa, empujaba y empujaba, y el City, visitante, bien arropadito atrás soportaba las embestidas blancas. Solo quedaba esperar a que pasara algo y cuando el aburrimiento nos hacia pensar en morfeo más de lo debido ocurrió. Minuto 63, Mancini no aguanta más y sale a pescar, Dzeko por Silva (el croata más directo y con más gol que el canario), por cierto, el Bernabeu sabe de fútbol, maravillosa la ovación cerrada que dan a Silva ¿la oíste Mou? Como un resorte Mourinho reacciona, Özil por Essien, se le acaba el tiempo y tiene que marcar. El juego del Madrid cambia ligeramente pero no lo suficiente, una escapada de Touré Yaya emulando a Ronaldo Nazario en sus mejores tiempos termina con un pase para Dzeko que solo, a placer, bate a Casillas.

Con todo perdido, la desesperación y el nerviosismo se apoderan del General Manager madridista, que obligado por la catástrofe que se le que se le avecina saca, casi sin calentar y casi sin permiso del árbitro a lo mejor que tenía guardado en su banquillo, Benzema y Modric por Khedira e Higuaín. Ya tiene toda la artillería en el campo. Ya ha gastado todas las balas, solo le queda cruzar los dedos y que sean los propios jugadores blancos los que, ahora sí, se asocien, piensen, creen, desborden... en definitiva arreglen el desastre en el que les ha metido su propio entrenador por su falta de audacia y de atrevimiento. Con Modric y Özil de volantes el fútbol se ve diferente que con Essien y Khedira. El centro del campo blanco, mucho más creativo, destilaba un fútbol al alcance de muy pocos.

Con el partido roto y pese al segundo gol del City obra de Kolarov de falta directa; Benzema, Özil, Alonso y Modric desarbolaban una y otra vez a la defensa rival hasta conseguir la remontada final.

Decía Raimundo Saporta: «Si los últimos 20 minutos de un partido han sido malos, por muy buenos que hayan sido los 70 primeros, el aficionado sale del campo con la sensación de haber visto un mal partido, por el contrario, si a 70 minutos de mal fútbol le siguen al final 20 minutos maravillosos el aficionado sale del campo con la sensación de haber visto un magnífico partido». Ayer la afición se acostó soñando con un maravilloso Real Madrid y con la décima en el bolsillo, pero... ¿han contado con Mourinho?

domingo, 9 de septiembre de 2012

Cristiano y su «tristeza»

Futbolista de élite no lo es cualquiera, es evidente; hacen falta una serie de habilidades y conocimientos (en lo futbolístico) que no están al alcance de cualquiera. Pero también hace falta algo más, como se diría vulgarmente, hace falta tener la cabeza bien amueblada.

En fútbol, pese a ser un deporte de conjunto, es inevitable fijarse en las individualidades, ningún niño o adolescente quiere parecerse al Real Madrid, al Atlético de Madrid o al Barcelona, pero si quieren parecerse a Cristiano, Falcao o Messi y emularlos en sus equipos respectivos.

Las cualidades físicas de Cristiano Ronaldo hacen de él un futbolista privilegiado, no se puede dudar que para tener un físico así hace falta mucho sacrificio y mucho tesón. Las horas y horas en el gimnasio y en las prácticas con balón se traducen en lo que Cristiano es hoy: un jugador con un gran poderío físico y una técnica depuradísima que lo colocan entre los mejores del mundo.

Querer ser el número 1 es muy difícil, número 1 solo hay uno; a todos nos gustaría ser número 1 en algo, pero somo conscientes de nuestras limitaciones y nos conformamos en llegar a lo más alto posible dentro de nuestros límites.

Cristiano cobra del Madrid en concepto de ficha un sueldo neto, repito, neto (descontados impuestos) de unos 10 millones de euros al año, no es el mejor pagado, creo que esta en torno al quinto puesto de los futbolistas mejor pagados del mundo, si le sumamos premios por ganar y publicidad la cifra ronda los 30 millones de euros al año. Además Florentino Pérez le convirtió en el eje central de su proyecto deportivo, todo ha de girar en torno a Cristiano. Entonces, qué le ocurre a Cristiano, por qué manifiesta su tristeza, y de esa manera.

Cualquier persona sea cual sea su condición, profesión, cargo.... tiene todo el derecho a estar triste y es libertad personal la forma de expresarlo. En el caso de Cristiano hay que decir que sorprende su tristeza que, según él, es en lo profesional. Vamos a ver; actual Campeón de Liga 2011-2012, actual Campeón de la Supercopa de España venciendo al máximo rival y marcando gol en los dos partidos, máxima estrella de su club, el Real Madrid, considerado por la UEFA como el mejor del mundo del siglo xx.

No, el problema de Cristiano no es profesional, es personal, como personal es su marcada personalidad, su excesivo narcisismo (todos recordamos sus palabras: me silban porque me envidian, soy guapo, famoso y rico, o las declaraciones de Rooney, en su biografía: «Cristiano no paraba de mirarse en el espejo») y su descontrolado egocentrismo, no solo tiene la imperiosa necesidad de creerse el mejor en todo, sino que además necesita que se lo recuerden constantemente. Además, para el luso compartir vestuario con Campeones del Mundo y de Europa es considerado todo un problema; piensa que le restan protagonismo. Cuando pierde, su enfado va dirigido en otra dirección; habla en el campo de injusticia y lo repite varias veces con la cara desencajada y a punto de llorar, podemos recordar cuando el Madrid es eliminado por el Bayern en Liga de Campeones, o cuando Portugal es eliminada en la Eurocopa por la Selección Española en semifinales. Cristiano no acepta una derrota porque considera que la victoria siempre le corresponde a él por ser quien es.

A este cóctel hay que añadir la enorme envidia que siente por Leo Messi, siempre en sus oraciones. Messi por aquí, Messi por allá, de su boca salen continuas comparaciones de méritos con el jugador argentino. En el Barcelona, tradicionalmente siempre han protegido, apoyado y adorado en exceso a su máxima figura, curiosamente para el Barça el mejor siempre estaba en «Camp-Barça», pero no solo desde el club, también desde los medios e incluso desde la política catalana, algo que Cristiano pide para sí en el Madrid.

Pero el Real Madrid no es el Barcelona, nunca lo ha sido y espero que nunca lo sea. El Real Madrid está por encima de cualquier futbolista, de cualquier persona, es la institución más grande en el mundo del fútbol. No recuerdo si fue Di Stefano o Bernabeu quien le dijo a un nuevo fichaje blanco: «No se trata de lo que el Real Madrid está dispuesto a hacer por ti, sino de lo que tú estás dispuesto a hacer por el Real Madrid». Alguien debería colgar esta frase de la taquilla de Cristiano.