La
derrota del Madrid en la ida de la Copa del Rey y el último empate
en el Bernabeu ante el Español han complicado un poco más la vida
en el Real Madrid. La ventaja con el líder (Barcelona) aumenta, ya
son 13 los puntos de diferencia.
Al
comienzo de temporada los chicos de Mou se las prometían muy
felices. Campeones de la actual liga estaban convencidos de su
poderío y de desbancar definitivamente al Barcelona de su hegemonía
en el fútbol.
El
espejismo de ganar la Supercopa de España al equipo blaugrana en
agosto, afianzó la idea hegemónica, pero la realidad de la liga les
ha traído por la calle de la amargura, poco a poco se han ido
diluyendo como un azucarillo.
Cuando
Florentino Pérez trajo a José Mourinho, nos «vendió» que era el
mejor entrenador del mundo y venía a ganarle al Barça de Guardiola.
Florentino quería dar un golpe de efecto, el «efecto mourinho»,
esto era en mayo de 2010, hoy diciembre de 2012 el equipo blanco
lejos de crecer, decrece.
Decrece
en juego, en intensidad, en convencimiento. Mourinho no conseguido
plasmar en el equipo su concepto del fútbol; intensidad, rapidez en
el pase, ausencia de transiciones, rechazo a querer el balón y
defensa, mucha defensa. El estilo de Mou, tantas veces comentado
aquí, ha terminado por quemar a los jugadores, ya no creen en el
gran General Manager.
La
calidad, la gran calidad de la plantilla blanca, posiblemente la
mejor del mundo, gusta de un estilo distinto, un estilo de campeón,
de control y domino del partido de principio a fin, de control y
dominio del juego con valentía, con audacia, rico en recursos
tácticos, tomando riesgo para dominar y ganar, sin perderle la cara
al rival sea quien sea y se llame como se llame. Si alguien se tiene
que adaptar y preocupar que sea el rival, pero esto choca
frontalmente con el concepto que el portugués tiene del fútbol.
Cuando
los resultados no acompañan el técnico blanco arremete contra
cualquier cosa, los árbitros, el calendario, la prensa, su mala
suerte y hasta los jugadores. Éstos últimos son los que más palos
se han llevado en lo que llevamos de liga, en rueda de prensa los
señala con el dedo y los deja en el banquillo hasta que le venga
bien. Que si han fallado un pase, que si se han dejado robar el
balón, que si no corren... Él nunca se equivoca, sus planteamientos
son certeros, todo un maestro.
El
Mouriñismo mediático no se cansa de vender humo en torno a lo gran
estratega que es. Pero lo cierto es que el Madrid siempre juega a lo
mismo. El único plan B de verdad es sacar a los jugones, ponerlos
juntos arriba cual «trilero» en torno a Cristiano... y cruzar los
dedos.
Dicen
los que entienden de esto que buena parte del éxito de un equipo, al
margen de su juego, está en el discurso del entrenador, el mensaje
que es capaz de trasmitir a los jugadores y que crea en ellos un
efecto dominó efervescente, según van acompañando los resultados
el equipo cree más en se entrenador, en su concepto y en su
discurso, el efecto es multiplicador. Así ganó Valdano una Liga
(1994/1995) con el Real Madrid y así ha ganado Mourinho una Liga
BBVA (2011/2012) y una Copa del Rey (2010/2011) con el Real Madrid .
Al
portugués le ha dado para ganar una Copa del Rey y una Liga BBVA
(como ya hemos dicho), en dos temporadas y media que llevamos. Mal en
Liga, a medias en Copa del Rey, la Liga de Campeones es el último
clavo ardiendo al que se agarran el madridismo y sobre todo el
mouriñismo, un resultado favorable en los sorteos darán moral a los
últimos coletazos del «efecto mourinho».