Ya
estamos en semifinales, Francia cayó. Hasta el momento, todos los
rivales de la Selección Española han variado su forma de jugar para
evitar ser vencidos por la actual campeona del torneo. Italia,
Irlanda, Croacia y Francia alteraron su dibujo, acumularon
futbolistas de corte defensivo y dejaron en el banquillo a los
creativos, en resumen, renunciaron a su fútbol. Aún así España,
que conserva entero su estilo, sigue adelante en el torneo con paso
firme.
Pese a
pasar a semifinales, algo que hemos conseguido en muy pocas
ocasiones, las críticas sobre el combinado nacional no desaparecen.
Críticas amparadas en la libertad de expresión, pero amparadas
también en ese periodismo de bufanda y camiseta, tendencioso y
subjetivo, embriagado por el amor a los colores a un club que llenan
y llenan columnas de periódicos, programas de radio y tertulias
deportivas en la pequeña pantalla.
Con
menos información deportiva y más sensacionalismo tendencioso, se
usa la escusa del fútbol para no hablar del fútbol que hace la
selección, sino del que a mí me gustaría que hiciera. Ese debate
en boca de los aficionados es lógico y normal, pero en boca de
periodistas...
Estos
«profesionales» de la información deportiva agradecen el «llenado
de su estomago» creando entre información y desinformación un
estado de opinión entre los aficionados de su equipo. Así, desde el
«mouriñismo» se asevera que la selección aburre con tanto
tiqui-taca, se critica el falso 9 como si no hubiera otra forma de
jugar más que con uno autentico y un carrilero, y se corona este
despipote con la aseveración de que; ya que hay otro campeón de
España el estilo de la Selección debería cambiar y ser el del
Madrid, en lugar de el del Barça (como si la Selección jugara igual
que el Barça). Desde Cataluña se critica el doble pivote (sobra
Alonso), se critica al lateral derecho, se critica por criticar todo
lo que huela a madridismo, y podríamos seguir con la tontería. Lo
triste es que esto cala entre los aficionados, sobre todo
madridistas; que entre el florentinismo, el mouriñismo y el
anticatalanismo andan imbuidos en una realidad paralela reclamando
para sí el cetro del mundo futbolístico nacional, cuando aún está
por ver si son capaces de mantener lo conseguido, como hiciera el
Barça durante tres años...
Desde
que Del Bosque, con buen criterio, rechazara el circo en que querían
convertir la entrega de la insignia del club como homenaje por la
conquista del Campeonato del Mundo (era clamoroso que todo el mundo
del fútbol nacional homenajeara a Del Bosque y que el equipo de su
vida mirara para otro lado con escusas banales) las ordas mediáticas
florentinistas, ofendidas, iniciaron una campaña para desprestigiar
a este salmantino, conocido en todo el mundo por su bonhomía.
Portugal
espera, algunos cruzaran los dedos deseando que Cristiano con sus
goles elimine a «La Roja» sería un magnífico corolario para
tratar de sostener la triste argumentación sobre el cambio de estilo
en la selección. Confío en que se llevarán un chasco y que
Portugal, como ya le ocurriera a Francia, caiga ante el mejor fútbol
del mundo y sea un escalón más en el camino a la final.
M A G U S T A O...........
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