Los
dos partidos que lleva España hasta ahora en la Eurocopa, contra
Italia y contra Eire marcan un sutil camino, la perseverancia en el
estilo. Es la seña de identidad del equipo español, perfectamente
reconocido por todo el mundo futbolístico, reconocido y temido.
El
estilo, la forma de jugar, de colocarte y ordenarte en torno al
balón, quererlo, moverlo con rapidez, es la esencia de todo equipo
de fútbol, y el de el equipo español esta muy cercano a lo que los
expertos llaman «fútbol de posición». Del Bosque, que
futbolísticamente se formó en las antípodas de este estilo de
juego, ha sabido, con inteligencia, adaptarse y aproximarse a esta
fórmula exitosa para «La Roja» como en su momento inició Luis
Aragonés.
El «Sabio de Hortaleza» ya probó (Mundial de Alemania 2006) con
carrileros, extremos o laterales largos (o como se les quiera llamar)
y con nueves estáticos y no estáticos en el área, antes, Camacho
también jugó de ésta manera, y nos podríamos remontar a «¡A
mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!» (Juegos Olímpicos de
Amberes 1920).
El
fútbol de posición, mal llamado de forma despectiva «tiqui-taca»,
tiene por objetivo crear superioridad numérica a la espalda de la
línea que te hace la presión, y para ello hacen falta en el toque
al menos tres futbolistas. El «toco y me muevo» tantas veces oído
en el fútbol se hace presente en este tipo de juego, eso sí, me
muevo con sentido y sin perder el balón. El único objetivo es
llegar lo antes posible a portería rival y hacer gol.
El día
de Eire salió Torres, un futbolista «todo-delantero», por
corpulencia parece un 9 y de hecho lo lleva a su espalda, pero
perfectamente podría llevar el 7. Con la selección juega de
extremo, igual que Villa (cuando juega). Ninguno es 9 puro, pero
entran y salen de la zona con suma facilidad. Los problemas de Torres
con el gol nublan el magnífico trabajo en el juego de posición que
realiza con los volantes y con el propio Villa. El Guaje es el
primero que sabe que gran parte de su récord de goles con la
Selección se los debe al Niño y
sus movimientos.
Las
características de Torres lo convierten en un gran
«terminador» siempre dispuesto a recoger los pases a las espaldas
de los defensas, ahí es Dios, solo necesita confianza. El jueves 14,
contra Eire, salió decidido; nada más empezar recurrió a su propio
libro de estilo, encontró un balón en la frontal, leyó en
su libro y dio con la respuesta, lo bordó. En el tercero lo
mismo, recurrió a su libro, volvió a su esencia, y lo volvió a
bordar. En el minuto 72 salió Fábregas por él, éste muchacho que
empezó de 4 en el Barça, evolucionó a volante con Wenger y a
instancias del francés terminó de delantero, haciendo goles. Cesc
aún esta en el camino para ser goleador pero sus características
auguran una rápida transición.
El
segundo gol fue obra de un genio, David Silva, una pieza básica en
este fútbol de posición que hace España, el futbolista que rechazó
Mourinho para el Madrid, triunfó primero en el Valencia, ahora en el
Manchester City (del que Agüero dice maravillas). La frialdad del
canario delante de los centrales irlandeses recordaba al mejor
Butragueño y la definición esta solo al alcance de un dios.
La
conclusión es que España juega con un falso 9, que lo hace de
escándalo. Que la inclusión de un ariete conlleva la incorporación
de un carrilero, ésto, que nos aleja del estilo, puede servir como
solución de emergencia cuando el partido se atasque, pero nunca,
nunca, es una opción de salida.
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