Real Madrid 4 - Athletic de Bilbao 1. Mourinho, que venía de perder en la ida de la Copa del Rey contra el Barça, se presenta en el Bernabeu con el «run run» de la portada del Diario Marca sobre el enfrentamiento entre algunos miembros de la plantilla y el entrenador.
Nada extraordinario si no fuera por lo revelador del relato, la conversación, alta de tono, con los dos capitanes sobre los errores del partido de Copa, deja en evidencia la falta de confianza futbolística que se tienen las partes.
Por si no fuera suficiente Mourinho alinea a Granero junto a Alonso después de decir por activa y por pasiva que esa pareja es incompatible en el campo. Granero y Alonso incompatible, lo que hay que oír por tener orejas, que diría aquel.
Enfrente, el Athletic Club de Bilbao, un clásico aguerrido de nuestra liga que gracias a Marcelo Bielsa a ganado y mucho en calidad futbolística. Con su 4-3-3 el Athletic se empeña en tratar bien el balón, en jugarlo, en corto o en largo, ahora toco y toco y ahora contragolpeo a gran velocidad, con tanta eficacia como ocurrió en el primer gol; velocidad y precisión que firmaría el propio Mourinho. Durante la previa se hablo en Madrid de la peligrosidad en el salto de Fernando Llorente, su envergadura necesitaba un central «a la altura», y salió Varane, y resulto que lo que hacía falta era un central rápido además de corpulento, Albiol con su experiencia hubiera hecho mejor servicio, pero ya sabemos que Mourinho le ha puesto una cruz.
Con uno cero en el marcador el Athletic contragolpeaba con dos o tres hombres, el Madrid reculaba con cuatro o cinco y aún así el equipo blanco sufría; hasta que en una combinación en el centro del campo con Marcelo de protagonista culmino en una penetración del brasileño entre los centrales vascos y solo a placer fusiló a Iraizoz.
El empate descolocó un poco al equipo vasco lo que aprovechó el Madrid para empezar a jugar. Granero, Alonso y Özil montaron un triangulo mágico quitándole el balón al Athletic y haciéndose con el centro del campo. Tras el descanso un tonto y desafortunado penalty de Iturraspe a Kaká convertido por Cristiano rompió el partido. Lo que queda es más de lo mismo, el Madrid se marcha en el marcador ante la impotencia del rival que además ve como el expulsan a un futbolista producto de la propia impotencia. Solo destacar una vez más a Callejón, sale unos minutos y gol, mejor imposible.
Nada extraordinario si no fuera por lo revelador del relato, la conversación, alta de tono, con los dos capitanes sobre los errores del partido de Copa, deja en evidencia la falta de confianza futbolística que se tienen las partes.
Por si no fuera suficiente Mourinho alinea a Granero junto a Alonso después de decir por activa y por pasiva que esa pareja es incompatible en el campo. Granero y Alonso incompatible, lo que hay que oír por tener orejas, que diría aquel.
Enfrente, el Athletic Club de Bilbao, un clásico aguerrido de nuestra liga que gracias a Marcelo Bielsa a ganado y mucho en calidad futbolística. Con su 4-3-3 el Athletic se empeña en tratar bien el balón, en jugarlo, en corto o en largo, ahora toco y toco y ahora contragolpeo a gran velocidad, con tanta eficacia como ocurrió en el primer gol; velocidad y precisión que firmaría el propio Mourinho. Durante la previa se hablo en Madrid de la peligrosidad en el salto de Fernando Llorente, su envergadura necesitaba un central «a la altura», y salió Varane, y resulto que lo que hacía falta era un central rápido además de corpulento, Albiol con su experiencia hubiera hecho mejor servicio, pero ya sabemos que Mourinho le ha puesto una cruz.
Con uno cero en el marcador el Athletic contragolpeaba con dos o tres hombres, el Madrid reculaba con cuatro o cinco y aún así el equipo blanco sufría; hasta que en una combinación en el centro del campo con Marcelo de protagonista culmino en una penetración del brasileño entre los centrales vascos y solo a placer fusiló a Iraizoz.
El empate descolocó un poco al equipo vasco lo que aprovechó el Madrid para empezar a jugar. Granero, Alonso y Özil montaron un triangulo mágico quitándole el balón al Athletic y haciéndose con el centro del campo. Tras el descanso un tonto y desafortunado penalty de Iturraspe a Kaká convertido por Cristiano rompió el partido. Lo que queda es más de lo mismo, el Madrid se marcha en el marcador ante la impotencia del rival que además ve como el expulsan a un futbolista producto de la propia impotencia. Solo destacar una vez más a Callejón, sale unos minutos y gol, mejor imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta tu parecer con respeto y sin insultos. Gracias.